Oraré, cuando abra mis ojos a la luz de un Nuevo amanecer, Porque sus misericordias son nuevas cada día Una nueva oportunidad, para acercarme más a ÉL.
Oraré, cuando me espera un día muy cargado y necesitaré fuerzas y gracia para comenzar y vencer.
Oraré, cuando me he enterado de alguien que está sufriendo, y mi oración, con fe, lo pueda sanar, libertar y respaldar.
Oraré, cuando todos se han ido, y me veo sola, cara a cara frente a Él… sin maquillajes ni mentiras.
Oraré, cuando los problemas o tentaciones me abruman y siento deseos de correr. ¡Correré de rodillas hasta Él!
Oraré, cuando ya no pueda parar de reír. Porque sus bendiciones y misericordia, han caído sobre mí: Oraré en acción de gratitud, ¡A sus pies!
Oraré, cuando quiera extender mi mano al hambriento, calmar la sed del sediento; Dios me manda ¡A esperar! Porque todo tiene su tiempo, para Él.
Oraré, cuando sea malinterpretado por amigos o familia; si nuestro corazón está contento, ¿Qué más puedo desear de la vida?
Oraré, cuando Él desee estar conmigo, no importa el lugar, ni el momento; y a Él daré toda mi prioridad y mi tiempo. ¡Me llama a orar; el Sublime, el Poderoso, el Rey!
Oraré, antes de tomar decisiones importantes en mi vida, porque si le di mi corazón, Él lo gobierna y lo guía.
Oraré, cuando estoy de mal humor, nervioso, ansioso; junto a Él, encuentro paz, sosiego y gozo.
Oraré, cuando el sueño no procuro reconciliar, pues de seguro, Dios me quiere hablar; algo que me va a mostrar… o hay cuentas que debo, con Él, arreglar.
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