Jesús: Antes caminaba de espaldas a Ti, tomaba muchos erróneos caminos. Iba tras las tinieblas, andaba perdido… ¡Hasta que me dijiste: ¡Yo soy, del mundo, la Luz!
Moría de hambre, de esa hambre espiritual que hay en cada individuo y saciarla, creía … ¡En basureros absurdos del pecado y la maldad! Hasta que me susurraste: ¡Yo soy el Pan de Vida!
Corría tras fuentes ya secas y vacías, o cisternas rotas y podridas; tratando de calmar la sed del alma… ¡Pues de sed espiritual moría! Hasta que te conocí y me dijiste: “¡Yo soy el Agua Viva! ”
Tocaba de puerta en puerta, que permanecían cerradas. Ya mi esperanza se agotaba: Manos que todos me negaban. Rostros que de mi se burlaban… Entonces abriste tus brazos Y me dijiste sonreído: “¡Ven, entra: ¡Yo soy la Puerta!”
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Anduve como ebrio dando tumbos sin sentido. ¡Era tanta mi agonía, confusión y martirio… que ahogaba mis penas en las copas de los vicios, Y te oí: “¡Yo soy la vid verdadera!” Hasta…que probé: ¡Tu exquisito vino!
Busqué desesperado la verdad, y escuchaba confundido ¡Tantas voces, llenas de mentira y falsedad. ¡Decían ser mis amigos pero en mis desventuras, se alejaban, sin un poco de piedad! Andaba como oveja desorientada y perdida. ¡Hasta que te conocí!
Ya no hay hambre, al comer de tu pan espiritual y calmar la sed con tu vino y agua viva. Dijiste: ‘’Yo soy el camino, la verdad y la vida.” ¡Desde entonces somos amigos! Ya perdía mi vida y esperanzas, ¡Hasta, que de verdad, te conocí!
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