Señor…

¡Quiero ser clara y limpia
como agua de manantial!
Sé que aún soy
un pequeño riachuelo,
que va abriéndose paso
entre la duras rocas,
entre maleza y espinos.
¡Pero es tan necesario!


Sólo así voy dejando atrás
residuos, pajas, escoria;
quebrantos, recuerdos, rencores.
Mas cuando llegue a mi destino:
¡Seré agua de manantial…
como esa que Tú me das !
Para dar de beber
al sediento en su camino.


Que no te ofenda a Ti,
ni a mi hermano,
ni mi amigo o mi vecino;
Con palabras o con hechos...
¡Ni aún con el pensamiento!
Por eso, necesito ir siempre
de tu Santa Mano.
Oh Dios, ¡Hazme pura, hazme clara,
como agua de manantial!
COMO AGUA DE MANATIAL
Sarita Rodríguez
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