Lajas, tu valle, tu gente Tu Parguera tan hermosa Aquí te escribo esta prosa Siempre te tengo en mi mente.
Hace años qué salí De tu suelo tan querido No me olvido de tu nido Ni me olvido del coquí.
Esa piña cabezona Tu quenepa y el mangó Y este qué nunca olvidó Ese gran chorro de Tona.
El Piragüero Pelayo Y el dulcero de Malán De los Frank el bollo e pan Y los bailes del Papayo.
La principal Doña Milla Y su esposo Don Orlando Un hombre qué pregonando Vendía hasta las costillas.
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Allá Jaime Campeón Tenía él su garage Un hombre de gran encaje Lajeño de corazón.
Liche El Gordo no te olvido Ni a los Fabiani tampoco Ya ven cómo poco a poco Un librito le he leído.
Mildred, Minerva, destino María Otero Echevarría A todas ellas quería Amores a lo adivino.
De Maguayo a Palmarejo Del Tokío a La Parguera Dios mío cómo quisiera Un arroz con salmorejo.
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Empanadilla e chapín Langosta, pulpo, carrucho Lo pescó el sobrino Trucho Lo cocinó Guayubín.
En el negocio de Lino En el barrio del Papayo Una sopita de gallo Qué hace tiempo no cocino.
Allá en Salinas Fortuna En el restaurant Los Hornos Las conchas veo de adorno Alumbradas por la luna.
Y ahora un poco cansado Regreso, llego a la esquina Dónde Eneida Cruz cocina El sabroso pollo asado.
La brisa mueve la palma El sol azota violento Y recuerdo de momento Los lajeños de mi alma.
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